Jerez vuelve a ganar el oro en Biología
19/10/2014 11:10
Daniel Aguilar consigue la máxima distinción en la fase iberoamericana del certamen. Es el segundo año consecutivo que un alumno jerezano logra este reconocimiento. J.P. Lobato. Diario de Jerez. 16/10/2014.
De Zaragoza a México. Ese ha sido el recorrido del joven jerezano Daniel Aguilar, encargado de representar a España en la Olimpiada Iberoamericana de Biología después de quedar entre los ocho ganadores del certamen a nivel nacional. El resultado en Latinoamérica no ha distado mucho del que obtuvo en España, ya que el ahora estudiante de Medicina se hizo con una de las medallas de oro en el concurso.
La aventura de Daniel comenzó gracias a que su profesora de 2º de Bachillerato en el IES Padre Luis Coloma, María de los Ángeles Bueno, le alentó a participar en estas olimpiadas. La docente tenía amplia experiencia en este certamen ya que su propia hija había sido ganadora en la misma categoría que Daniel en la edición del año pasado. Tras realizar la primera prueba a nivel autonómico y quedar primero en el certamen, tuvo claro que tenía que participar en la fase nacional celebrada el pasado mes de marzo y donde se clasificó para representar al país en la fase iberoamericana. Al acabar el certamen nacional, Aguilar cuenta que “a los ganadores nos regalaron un libro. Un regalo envenenado -ríe-, ya que eran los contenidos básicos que se necesitaban para ir a México”
“La verdad que una vez que llegas a México te das cuenta de la diferencia en la educación de unos países y otros. Mientras que había gente que veía las pruebas bastante fáciles, a mí algunas me costaron lo mío”, resalta el jerezano. Las pruebas, concentradas en dos días, estaban compuestas por tres casos prácticos de cuatro horas y dos partes teóricas de otras cinco.
Cabe destacar que en esta fase iberoamericana se disputaron el puesto 41 participantes de diversas nacionalidades entre españoles, portugueses, mejicanos, argentinos, brasileños, bolivianos o peruanos. Al participar jóvenes de los dos hemisferios, se dio la circunstancia de que el certamen reunió tanto a estudiantes universitarios como a alumnos aún de 2º de Bachillerato.
Entre las diversas pruebas, Daniel Aguilar recuerda una anécdota que le pasó durante un caso práctico “centrado en la ecología en la que nos daban distintas muestras de suelos y teníamos que calcular la densidad y su materia orgánica. No tuve otra cosa que hacer que echar los reactivos al revés. Sinceramente, es el peor examen que he hecho, ¡si acerté algo fue de pura suerte!”.
Suerte que le acompañó el último día, en el que se celebró la gala de entrega de premios. Cabe señalar que el jurado determinó un número de ganadores por categoría. De esta forma otorgaron un total de seis medallas de oro de las que Daniel Aguilar ganó una. El jerezano cuenta que “iban dando las medallas por categorías, desde las mas bajas a las más altas. Nombraban uno por uno a los bronces, luego a los de plata… La verdad es que yo no consideraba que lo hubiera hecho mal, pero conforme subía el nivel sin que me nombraran aumentaba el estrés, ya que lo habías hecho muy bien y estabas en la categoría superior o directamente te quedabas sin ninguna distinción. Estaba hecho un flan”.
“Una vez anunciaron que iban a otorgar las medallas de oro -narra Daniel Aguilar- comencé a pensar en la gente que me ha apoyado. Menos mal que fui el primero que anunciaron, así que subí con un montón de emociones al escenario con mi bandera de España a recoger el galardón en una vorágine de emociones”. Bromea con que “debido a las siete horas de diferencia, mis padres y amigos se enteraron del galardón por Whatsapp y solo recuerdo que me pusieron muchos iconos”.
En la actualidad, Aguilar se encuentra estudiando la carrera de Medicina en Sevilla, y asegura que “por ahora no sé si quiero dedicarme a alguna especialidad, ¡Aún tengo tiempo!”. Aún así tiene claro que “quiero tirar por el campo de la investigación celular y molecular”. Sobre la preparación para el certamen asegura que “tras la Selectividad en junio decidí que me iba a pegar el mes de julio, y así fue. En agosto empecé a meterle caña a las olimpiadas y lo de siempre, te agobias porque piensas que no llegas. Al final merece la pena, porque más allá del certamen fueron unos días de convivencia donde sales con muchos amigos y la experiencia pesa sobre todo el estrés”, resume el joven galardonado.